¿Dónde está Dios ahora?
La Biblia enseña que Dios reina sobre las naciones desde Su santo trono en el cielo (Salmo 47:8; Isaías 6:1, 66:1; Hebreos 4:16). Aunque sabemos que la presencia de Dios está de alguna forma únicamente en el cielo, las enseñanzas de la Escritura también dejan en claro que Dios es omnipresente (presente en todas partes y en todo tiempo).
Desde el principio de la Escritura, vemos que la presencia de Dios se movía sobre la tierra, incluso cuando aún estaba desordenada y vacía (Génesis 1:2). Dios llenaba el mundo con Su creación, y Su presencia y gloria continúan habitando toda la tierra (Números 14:21).
¿Dónde está Dios? La Pregunta Suprema
¿Dónde está Dios? ¿Alguna vez se ha hecho esa pregunta? La mayoría de nosotros nos la hemos hecho en un determinado momento. La respuesta tiene que ver más con Su presencia en nuestras vidas, que con la creencia en Su existencia. Queremos saber — ¿dónde está Dios cuando sufrimos?, ¿o dónde está Dios cuando pasa algo terriblemente malo en mi vida? Nuestras conclusiones dependen de aquello en lo que confiamos como punto de referencia de la verdad en nuestras vidas.
¿Cree usted que la Biblia es verdad, y que es lo que afirma ser? Si es así, entonces usted reconoce que es la Palabra de Dios. Que buen lugar para comenzar a buscar Su presencia.
¿Dónde está Dios?
Si tú crees en Jesucristo, Dios está contigo, a tu lado, sobre ti, y dentro de ti. La presencia y atento cuidado de Dios nunca te dejará. Si no eres un creyente en Jesucristo, Dios está frente a ti, invitándote, atrayéndote, ofreciéndote el amor, la misericordia y la gracia que Él desea darte. Si no estás seguro de tu relación con Dios a través de Jesucristo,.” Tal vez una mejor pregunta que “¿Dónde está Dios?” es “¿Dónde estás tú, en la relación con Dios?”
¿Dónde está Dios cuando estamos dolidos?
Parece que deseamos saber la respuesta a esta pregunta, más que nada cuando nos enfrentamos a problemas dolorosos y ataques de dudas. Aún Jesús, durante Su crucifixión preguntó, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Para los espectadores de la época, así como para aquellos que leen la historia por primera vez, parece que Dios sí abandonó a Jesús, así que obviamente, concluimos que Él también nos abandonará a nosotros en nuestros momentos más oscuros. Sin embargo, si continuamos observando los acontecimientos que tuvieron lugar después de la crucifixión, se revela la verdad de que nada puede separarnos del amor de Dios, ni siquiera la muerte (Romanos 8:37-39). Después que Jesús fue crucificado, Él fue glorificado (1 Pedro 1:21; Marcos 16:6, 19; Romanos 4:24-25). De este ejemplo únicamente, podemos estar seguros de que aún cuando no sintamos la presencia de Dios en medio de nuestro dolor, aún así podemos creer en Su promesa de que Él nunca nos desamparará ni nos dejará (Hebreos 13:5).
¿Dónde está Dios? ¿Cómo Puedo Saber Que Existe?
¿Dónde está Dios? Si esta pregunta todavía necesita ser resuelta en su mente, considere la evidencia a favor de Dios en Su creación. Génesis 1:1 dice: En el principio Dios creó los cielos y la tierra. ¿Lo cree? Mire la evidencia a su alrededor. El Salmo 19:1-2 nos dice: Los cielos cuentan la gloria de Dios; Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día; Y una noche a otra noche declara sabiduría. Dios quiere que sepamos que Él existe. ¿Dónde está Dios? Lo vemos en lo que Él ha creado.
Ponemos nuestra confianza en el hecho de que Dios no miente, Él nunca cambia, y Su Palabra permanece veraz para siempre (Números 23:19; 1 Samuel 15:29; Salmo 110:4; Malaquías 3:6; Hebreos 7:21; 13:8; Santiago 1:17 y 1 Pedro 1:25). Nosotros no nos desanimamos con las dolorosas circunstancias, porque vivimos por la fe en cada palabra que procede de la boca de Dios, no poniendo nuestra esperanza en lo que se ve o percibe. Confiamos en Dios, en que estas leves tribulaciones momentáneas están logrando para nosotros una gloria eterna que excede por mucho a todo el sufrimiento que podamos soportar en este mundo. Así que, ponemos nuestros ojos, no en lo que se ve, sino en lo que no se ve, porque sabemos y creemos que lo que se ve es temporal, pero lo que no se ve es eterno (2 Corintios 4:16-18; 5:7). También confiamos en la Palabra de Dios, la cual dice que Él está haciendo constantemente que las cosas funcionen conjuntamente para el bien de aquellos que lo aman y han sido llamados de acuerdo a Su propósito (Romanos 8:28). Aún cuando no siempre vemos el buen fin para el cual Dios está llevando a cabo las cosas, podemos estar seguros de que llegará el momento cuando entendamos y veamos todo con más claridad.
¿Cree usted que Dios quiere que usted lo vea?
La Biblia dice que sí. Él se revela a Sí mismo a nosotros. El Salmo 98:2 dice: Jehová ha hecho notoria Su salvación; A vista de las naciones ha descubierto su justicia.
Dios se nos revela a través de Su creación ( ver Romanos 1:20) y mediante Su Palabra: Toda escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir para instruir en justicia (2da a Timoteo 3:16).
Finalmente, Dios desea tanto que lo conozcamos que tomó forma humana, en la persona de Su Hijo Jesucristo. Considere estas palabras de Pablo en Filipenses 2:6-8: El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Podemos ver a Dios en lo que Él ha creado; podemos verlo cuando leemos Su Palabra; podemos verlo en la persona y carácter de Jesucristo. Jesús vino a ayudarnos a entender a Dios, y para asegurarnos que Dios nos entiende. Juan continúa diciendo: A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer. (Juan 1:18). Jesús declara Su existencia y adicionalmente revela la verdad acerca de Dios.
¿Dónde está Dios?
¿Dónde está Dios cuando nos sentimos dolidos?
El mensaje para que lo lleves contigo en tiempos difíciles, es que cuando no puedes ver Su mano, confía en Su corazón, y sabe con certeza que Él no te ha abandonado. Cuando parezca que ya no tienes fuerzas por ti mismo, es cuando más puedes descansar completamente en Su presencia y saber que Su poder se perfecciona en tu debilidad (2 Corintios 12:9-10).