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Origen de la Navidad

INTRODUCCIÓN

Todas las fiestas que celebra este mundo tienen su origen en el paganismo. En nuestro calendario encontramos festividades en las que, muchas veces, participamos sin saber su verdadero origen y sin comprender en qué nos estamos involucrando. Así pasa con la Navidad.

Existen tres grupos de personas que la celebran. Dos de estas posiciones son extremas, y una de ellas es la que deberíamos tomar como creyentes.

Por un lado, están las personas que celebran la Navidad de una forma muy religiosa porque, supuestamente, Jesús nació en esa fecha. Colocan nacimientos en sus casas, esperan el «espíritu de la Navidad» el 21 de diciembre, se visten de colores para el Año Nuevo, hacen maletas y salen corriendo.

Mientras tanto, está el otro extremo: aquellos que les prohíben a sus hijos, a su familia y a su esposa celebrar la Navidad. Se rebelan y buscan pleito porque saben y conocen que esta festividad tiene su origen en el paganismo. Coartan a niños pequeños que no entienden de esto y les impiden celebrarla porque es «del diablo». Los niños, reprimidos, ven que todos sus amigos están felices con sus regalos mientras ellos están encerrados en un cuarto porque, supuesteamente, Dios abomina la Navidad. En su inocencia, piensan que Dios es malo y crecen con ese resentimiento, prefiriendo ser «del diablo» —que goza— a ser de Dios, que los hace estar tristes y sin nada.

Y está el otro grupo de personas que, en medio de cualquier fiesta que celebra este mundo, alaban a Dios. Sin importar lo que pase o deje de pasar, glorifican a Dios en medio de cualquier festividad que este mundo pueda ofrecer. Toman las cosas con calma, saben el origen y la procedencia de las cosas y se lo comunican a sus familiares, pero no se portan herméticos ante estas fiestas, especialmente la de Navidad. Respetan la posición de las personas y viven la vida alegres, porque saben que Dios puede manifestarse en cualquier momento.

Esta es la actitud que se debe tomar. Si usted conoce el origen de estas fiestas, respete a las demás personas, comparta su posición de una manera correcta y glorifique a Dios en medio de cualquier situación.

Vamos a desarrollar tres puntos:

El primero: El nacimiento de Jesús. ¿En qué fecha fue? ¿Nació Jesús el 25 de diciembre?

El segundo: ¿Dónde tienen su origen las navidades? ¿Son bíblicas? ¿Fueron instituidas por Jesús o practicadas por la Iglesia apostólica? ¿Encuentra usted el término «Navidad» en la Biblia? ¿Ve que los apóstoles se repartían regalos en diciembre?

El tercero: Crearemos un balance (pues estamos en este mundo y somos de carne y hueso).

El Nacimiento de Jesús (Lucas 2: 1-20)

Este capítulo habla del nacimiento de Jesús y de lo improbable que es pensar que nació en diciembre, ya que los pastores no estarían en el campo durante el invierno vigilando por la noche, ni mucho menos podrían María y José envolver a Jesús en pañales como lo dice la Escritura.

El año y el mes exactos de su nacimiento son difíciles de precisar, ya que nuestro calendario es muy diferente al bíblico. Nosotros usamos el calendario gregoriano, que tiene 365 días y es solar. Mientras tanto, el calendario bíblico es lunar y se rige por 360 días. Quizás cinco días no parezcan una gran diferencia, pero al multiplicarlos por muchos años, esta se vuelve significativa.

Sin embargo, existen otros métodos en los que podemos basarnos para dar una fecha aproximada. Lucas nos describe que Herodes gobernaba en ese entonces y que murió poco tiempo después del nacimiento de Jesús. Ese tiempo fue aproximadamente entre agosto y septiembre. Por esto, podemos concluir, como afirman muchos teólogos, que Jesús nació un 15 de nisán, es decir, alrededor del mes de septiembre, en pleno verano, y no en invierno como la mayor parte del mundo cree.

Origen de las Navidades

El término «navidad» viene de «natividad», o sea, nacimiento. Según muchas personas, Cristo nació el 25 de diciembre. En inglés, a la Navidad le dicen «Christmas», una palabra que proviene de «Christ’s Mass» (Misa de Cristo).

Ahora bien, ¿celebramos los cristianos la misa? No. ¿Por qué? Porque la misa era una práctica pagana de los egipcios dedicada al dios Sol. Por esa razón, hoy en día se puede observar que en el cáliz y la hostia de la Iglesia católica a menudo hay un símbolo del sol.

¿Cómo llegó esta práctica a la iglesia? Resulta que Cleopatra, la última faraona de Egipto, cuando llegó a Roma tuvo amoríos con el emperador y transmitió muchas creencias egipcias a los romanos. Una de ellas fue la idea de que los faraones eran considerados deidades, es decir, Kyrios (Señor). El emperador de Roma no tenía este concepto, pero por su relación con Cleopatra, adoptó la idea de que él también debía ser considerado un Kyrios. Así, perseguían a los cristianos y les preguntaban: «¿Quién es el Señor (Kyrios): Cristo o el César?». El que respondía «Cristo» era atravesado con la espada.

En aquel entonces, un obispo en Roma, que era líder de la iglesia cristiana, se debatía el poder con el César. Dado que los egipcios se mezclaron con los romanos y les pasaron muchas de sus costumbres, este obispo, queriendo ganar más adeptos para la iglesia, investigó las prácticas que estos tenían. Descubrió que los romanos habían adoptado una costumbre egipcia muy importante que no querían abandonar.

Esta costumbre la celebraban del 24 para el 25 de diciembre y era el nacimiento del «Niño». Este niño era Yule, el hijo de la reina de Babilonia llamada Astarté. El 25 de diciembre celebraban el nacimiento de su hijo con mucho alboroto, grandes banquetes y, específicamente, cumplían un mandato de la reina: se repartían regalos unos a otros.

Cuando el obispo vio esto, para ganar más adeptos a la Iglesia, dijo que Jesucristo también había nacido el 25 de diciembre y que, en vez de celebrar el nacimiento del hijo de la reina de Babilonia, celebraran el nacimiento de Jesús. Y así se quedó por mucho tiempo.

Tres siglos después, alrededor del año 650 d.C., otro obispo, al fijarse que los romanos adoraban a la diosa Isis, cambió la imagen de Isis por la de María y, en otro concilio, la bautizaron como la «madre de Dios». Por esa razón, hoy en día se venera a la supuesta madre de Dios, María, pero al principio a quien adoraban era a Isis.

Volviendo al punto del nacimiento del niño Yule, los caldeos llamaban a esa fiesta «el día del niño» y hacían algo muy particular: cortaban un árbol, lo adornaban con símbolos de todos sus dioses y lo paseaban por las calles. De allí es de donde viene el árbol de Navidad.

Ahora bien, ¿dice la Biblia que tengamos un árbol de Navidad? No. De hecho, la Biblia condena esta práctica pagana del árbol, en Jeremías 10:1-5.

Balance sobre las fiestas de Navidad

Como creyentes, tenemos que tener un balance. Estamos en este mundo y debemos respetar y, hasta cierto punto, compartir lo que la gente celebra, siempre y cuando esto no sea pecado ni traiga maldición a nuestras vidas.

Si usted tiene en su casa un árbol de Navidad y la conciencia no le reprime porque no lo hizo con mala intención, sino que solo lo colocó para adornar, pues no lo quite. Ahora bien, si quiere quitarlo porque entendió que está pecando, pues quítelo. Desde mi punto de vista, si tengo que poner un árbol, lo pongo, pero no me concentro en eso, sino en otras cosas más importantes.

Lo que sí está rotundamente mal ante la palabra de Dios es colocar un pesebre. Ese es otro extremo que como cristianos no debemos aceptar. Ojo: esto aplica solo a su casa. Si usted visita la casa de su vecino o familiar, recuerde que esa no es su casa y respete sus creencias, aunque usted conozca la verdad.

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